SALUD PÚBLICA | 7 oct 2024
Analía Mykietiuk, presidenta de la SADI
"Recuperar la confianza en las vacunas es uno de los grandes desafíos de la salud pública”
La presidenta de la Sociedad Argentina de Infectología destaca la urgencia de fomentar la vacunación en la población y abordar la creciente resistencia antimicrobiana. Además, resalta la importancia de una visión integral de la salud que incluya el ambiente y la prevención. El rol clave de la comunicación.
Analía Mykietiuk es, además de presidenta de la SADI, jefa del Servicio de Infectología del Instituto Médico Platense y directora científica del Grupo Sur Investigación Clínica. En esta entrevista aborda los desafíos más urgentes de la salud pública y resalta la importancia de la educación, la normativa y la prevención, además de destacar el concepto de "Una Salud" para combatir las enfermedades emergentes. También analiza los avances en vacunas y antibióticos, y cómo los médicos deben asumir un rol clave en la difusión de esta información.
¿Cuáles son los principales desafíos desde que asumió la presidencia de la SADI?
Desde que asumí, uno de los mayores desafíos ha sido la resistencia antimicrobiana, que es un problema global y de gran preocupación. Además, trabajamos en promover la vacunación, ya que hemos visto una baja en la confianza de la población en las vacunas y, por ende, en las tasas de vacunación. También enfrentamos enfermedades emergentes y reemergentes, como el dengue y otras transmitidas por vectores. Y algo muy importante que estamos promoviendo es el concepto de “Una Salud”, que implica entender la salud no solo desde la medicina, sino también desde la interrelación con el ambiente, el cambio climático y la medicina veterinaria. El cambio climático influye en la aparición de nuevas enfermedades o en la reaparición de otras. Esta visión más amplia nos permite abordar los problemas de salud desde una perspectiva más completa.
En relación a la resistencia antimicrobiana, ¿Por qué es tan importante tomar conciencia de su uso responsable?
Los antibióticos son una herramienta médica fundamental que no siempre se respeta como se debería. A veces se piensa que son inocuos y se los usa sin control, cuando en realidad han cambiado la historia de la medicina, pero su mal uso ha generado resistencia antimicrobiana. No es solo una cuestión médica; también hay que trabajar desde el ámbito legal y social para generar conciencia. Un ejemplo claro es cómo, a través de leyes, logramos que hoy nadie fume en un hospital, algo que antes era común. Este cambio cultural lo conseguimos mediante normativas. Con los antibióticos tenemos que hacer lo mismo: necesitamos normativas que regulen su uso, ya que no pueden venderse como si fueran un producto común en cualquier kiosco. Los antibióticos no son inocuos. Desde la SADI estamos trabajando en la educación, tanto de la sociedad en general como de los estudiantes de medicina, para que comprendan su uso adecuado.
Este año, en junio, realizamos un simposio sobre resistencia antimicrobiana, donde invitamos a docentes de 40 facultades de medicina de todo el país. Discutimos cómo se está enseñando sobre el uso de antibióticos y cómo podemos mejorar esta formación. Los médicos recién recibidos o en formación deben aprender no solo a usar antibióticos, sino también a prevenir infecciones. Si prevenimos las infecciones, reducimos la necesidad de antibióticos. Aquí es donde las vacunas y el control de infecciones, como el lavado de manos, los hospitales seguros y otras medidas preventivas, juegan un rol crucial para reducir el uso innecesario de antibióticos. Esto, a su vez, ayudará a controlar la resistencia antimicrobiana.
En relación a la importancia de desarrollar nuevos productos antibióticos. ¿Qué retos enfrentamos en este sentido?
Uno de los problemas que enfrentamos es que, aunque nadie discute el precio de tecnologías como un dispositivo endovascular, sí se discute el precio de los nuevos antibióticos, que son esenciales para tratar infecciones graves causadas por bacterias resistentes. Estas infecciones tienen una mortalidad muy alta, y, sin embargo, se sigue debatiendo el costo de los antibióticos necesarios para tratarlas. Es una discusión que debemos tener, porque el costo de no tratar adecuadamente estas infecciones es mucho mayor. Además, estamos trabajando en conjunto con sociedades y organismos que se encargan de la seguridad de los pacientes, ya que este tema también está estrechamente relacionado con la resistencia antimicrobiana.
Hablando de seguridad, la especialidad de infectología tiene un enfoque muy transversal. ¿Cómo se trabaja en este aspecto?
Exactamente, la infectología es una especialidad que interactúa con muchas otras disciplinas. Trabajamos con oncólogos, anestesistas, traumatólogos, enfermeros, y los equipos de control de infecciones. Una parte fundamental de nuestro trabajo es enseñar y asesorar para que todo se haga de la mejor manera posible. Además, en la SADI, uno de los temas que estamos discutiendo es el de los honorarios profesionales de los infectólogos. En nuestro último congreso debatimos sobre este tema para llegar a un consenso sobre cuánto deben ser los honorarios por una consulta, seguimiento, interconsulta, control de infecciones, entre otros servicios que brindamos. Lo complejo de nuestra labor es que muchas veces prevenimos que sucedan cosas, lo cual es intangible, pero tiene un impacto directo en la reducción de los costos de salud.
El mes pasado se realizó el Congreso de la SADI en Neuquén. ¿Cuáles fueron las principales líneas de trabajo?
En el Congreso se abordaron temas como los nuevos antibióticos y vacunas, además de temas que preocupan a nivel nacional, como el COVID-19, las infecciones respiratorias y las bacterianas por Staphylococcus aureus y otros patógenos. Tuvimos varias charlas y simposios donde se trataron estos temas en profundidad. Un tema que se destacó fue el descenso preocupante en las tasas de vacunación de la población.
Sobre la vacunación, ¿qué rol tienen los médicos y los equipos de salud para revertir esta situación?
La responsabilidad principal es recuperar la confianza en las vacunas. Actualmente, las vacunas son víctimas de su propio éxito, ya que su efectividad en reducir la gravedad y mortalidad de las enfermedades hace que las personas olviden lo que es vivir sin ellas. El COVID-19 es un claro ejemplo de esto. Al inicio de la pandemia, se perdían vidas todos los días, no podíamos salir, los niños no tenían clases. Todo eso cambió cuando logramos vacunar a la población. Ahora, con el tiempo, las personas parecen haber olvidado lo que era no estar vacunados. Hay quienes dicen: "Ya tengo tres o cinco dosis, ¿para qué más?". Pero lo importante es el tiempo que pasa entre dosis. El COVID-19 sigue presente, y las personas deben vacunarse al menos una vez al año.
Es crucial hacer una mayor difusión sobre este tema, tanto entre los médicos como en la población general. El COVID sigue siendo la infección viral respiratoria más importante, aunque ahora no lo percibamos tanto. Es responsabilidad de los médicos recomendar a los adultos mayores y a otros grupos de riesgo que se vacunen.
¿Qué otras vacunas destaca en este contexto?
La vacuna contra el virus sincicial respiratorio es muy importante, especialmente en adultos mayores y embarazadas. Esta vacuna puede prevenir la bronquiolitis en recién nacidos y reducir las infecciones respiratorias graves en adultos mayores. También hablamos de la nueva vacuna contra el neumococo, que ha simplificado los esquemas de vacunación. Antes teníamos que administrar varias dosis diferentes, pero ahora es más simple. Además, la vacuna contra el dengue, aprobada por ANMAT, es un avance significativo, ya que disminuye la gravedad de los casos en personas a partir de los cuatro años.
Otra vacuna que es fundamental es la del HPV. Es la única vacuna, junto con la de la hepatitis B, que previene el cáncer de cuello de útero, y en Argentina somos pioneros con un esquema simplificado de una dosis, lo que facilita mucho su implementación. Los resultados que estamos viendo son excelentes.
¿Qué importancia tiene el trabajo en red? La SADI lo está haciendo con hospitales nacionales para obtener datos epidemiológicos. ¿En qué consiste este proyecto?
Estamos desarrollando redes nacionales de hospitales para recopilar datos epidemiológicos propios, lo cual es esencial para diseñar estrategias de salud y políticas públicas efectivas. Ya tenemos tres estudios realizados: uno sobre infecciones abdominales, otro sobre COVID-19, y otro sobre bacterias gramnegativas. También estamos generando subsidios y becas para que investigadores nacionales puedan llevar adelante estos estudios y continuar obteniendo datos relevantes para nuestra realidad.
Por último. Están en aumento las ITS. ¿Cómo hay que abordarlas desde la prevención?
Las infecciones de transmisión sexual, como la sífilis y la gonorrea, nunca desaparecieron y siguen siendo un desafío importante. Es necesario trabajar mucho en la educación, tanto en las escuelas como en la sociedad en general, para promover la prevención, el diagnóstico oportuno y el tratamiento precoz. Las ITS deben ser una prioridad en nuestra agenda de salud pública.
Fuente: FEMECON