PUNTO DE VISTA | 15 oct 2024
Opinión
Hospital del futuro: ¿Generación del pasado?
El hospital evolucionó desde su concepción inicial como refugio para pobres y enfermos hacia centros tecnológicamente avanzados, aunque persisten desigualdades en el acceso a la salud.
La palabra hospital deriva de “hospicio” lugar destinado al albergue de pobres y menesterosos, y de “hospitales” cuyo significado es caridad, dando una definición precisa del sujeto y el objeto de la primera generación de hospitales. Primera generación caracterizada por su poco desarrollo tecnológico, que surge con el fin de darle un “buen morir” a las personas que por su situación de salud y pobreza económica no tenían a dónde concurrir. A diferencia de aquellos que gozaban de una posición social acomodada, los cuales recibían al médico en su domicilio, los pobres ingresaban a estas instituciones para nunca más volver a la sociedad. Si sobrevivían a su enfermedad, se quedaban en el hospital colaborando a cambio de casa y comida, convirtiéndose en “crónicos”. De esta manera, se separaba y se aislaba al enfermo del resto de la sociedad. La salud era entendida sólo como lo opuesto a la enfermedad y no era considerada como un derecho. Consecuentemente, el Estado no brindaba servicios de salud y su única ocupación era relacionada a la higiene pública.
Afortunadamente, el concepto de salud evolucionó así como los roles del hospital y el estado. Con el tiempo han cambiado las estructuras, los conocimientos, el derecho y las tecnologías. Toda la población tiene el derecho a la salud y la posibilidad de acceder al sistema público de salud. Aún cuando encontramos grandes inequidades que dividen el país no solo geográficamente sino también epidemiológicamente, los hospitales salvan miles de vidas al año como así también mejoran la calidad de vida de las personas que demandan atención.
Si pensamos en tendencias hacia el futuro, imagino los hospitales exclusivamente con camas de alta complejidad, consultorios externos ultra-especializados y equipos de atención extra-muros. Los centros del futuro tendrán cada vez menos camas generales pero más camas de cuidados intensivos. Es decir, el paciente que no dependa de la alta complejidad para salvar su vida, será atendido fuera del hospital y su internación será no institucionalizada. La explicación para este “fenómeno futurístico” está basada en dos grandes tendencias que se describen brevemente a continuación.
La primera es la gestión de la internación. Se ha implementado, con gran éxito, la internación progresiva e internación domiciliaria. Ambas han demostrado obtener mejores resultados sanitarios y a la vez ser más eficientes en términos de costos. En el primer caso, se destina mejor el recurso humano, se disminuye las infecciones intrahospitalarias y reduce drásticamente la subutilización de las camas. Como resultados destacables de la internación domiciliaria podemos describir la mejor y más rápida recuperación del paciente, principalmente por la contención familiar, como así también la disminución de infecciones. Con estas modalidades se está reemplazando la cama autocuidados o cuidados mínimos o camas de internación general.
La segunda tendencia se relaciona con el uso la tecnología, especialmente aquella que se integra a los dispositivos de comunicación. Fundamentalmente, el avance de la tecnología móvil que facilita la realización de prácticas diagnósticas en el domicilio del paciente, enviarlas a través de esa red, compartirlas con el especialista y general el diagnostico; todo en tiempo real. También permiten un monitoreo permanente y la posibilidad de interactuar con el paciente, aun sin estar físicamente presente. Paralelamente, las estancias en los nosocomios se acortan día a día por el avance de las nuevas terapéuticas, los más precisos métodos diagnósticos y las avanzadas técnicas quirúrgicas ambulatorias.
El problema radica que el hospital hoy cumple una función social tan importante como su función asistencial. El hospital general de agudos comienza a transformarse en hospital general. Al entender la salud como un concepto que abarca las instancias bio-psico-social, muchos pacientes no solo reciben la atención para su patología aguda, sino también atenciones de patologías crónicas, patologías de salud mental y patologías sociales que requieren respuestas que los tradicionales hospitales no están preparados, ni ediliciamente ni su personal. Actualmente existen internados pacientes que han sido atendidos en su condición aguda y al momento de ser externados, no se da el alta por su condición psico-social, convirtiéndose en pacientes crónicos sociales. Estos pacientes requieren centros de tercer nivel fuera del hospital (geriátricos, casas de medio camino o incluso internación domiciliaria) que hoy son muy escasos, especialmente en el ámbito público. El paciente crónico social, que además carece de una estructura económica y/o familiar, pueden permanecer internados por tiempos prolongados, incluso hasta que mueren. De esta manera, el hospital del futuro híper-tecnificado, tendría una parte que prácticamente funcionaría como un hospital del siglo XIX con un modelo de primera generación.
En conclusión, los avances tecnológicos y el cambio en la concepción de la salud transformaron y transformaran significativamente el rol de los hospitales. Sin embargo, las diferencias económicas seguirán siendo un factor determinante en la calidad y el acceso a la atención médica. Los pacientes con menos recursos económicos a menudo se enfrentan a mayores desafíos para recibir atención adecuada, especialmente cuando se trata de necesidades crónicas y psico-sociales. Es fundamental que se desarrollen más centros de tercer nivel y se fortalezcan los servicios de salud pública para asegurar que todos los pacientes, independientemente de su situación económica, puedan acceder a una atención integral y de calidad. Solo así podremos avanzar hacia un sistema de salud más equitativo y justo, donde el bienestar de cada individuo sea una prioridad.
(*) Lic. en Administración y Magister en gerenciamiento de sistemas de salud