lunes 30 de diciembre de 2024 - Edición Nº2217

SALUD PÚBLICA | 13 dic 2024

La brecha entre vivir más y vivir mejor

A nivel global, la esperanza de vida supera los 76 años, pero los últimos 9,6 años, en promedio, se viven con enfermedades crónicas. Un estudio de Mayo Clinic destaca la urgencia de reducir esta disparidad y priorizar sistemas de salud que promuevan un envejecimiento saludable.


De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Argentina la diferencia entre la esperanza de vida y la esperanza de vida saludable es de 9,48 años. Esta estadística refleja un fenómeno global: aunque las personas viven más años, no necesariamente disfrutan de más tiempo en buena salud. Una investigación realizada por Mayo Clinic y publicada en JAMA Network Open evidencia que los años adicionales de vida están acompañados cada vez más de enfermedades crónicas, lo que plantea un desafío para los sistemas de salud y las políticas públicas.

El estudio, dirigido por el Dr. Andre Terzic y Armin Garmany, analizó datos de los 183 países miembros de la OMS y registró un aumento significativo en la brecha entre esperanza de vida y esperanza de vida saludable. En términos globales, entre 2000 y 2019, la esperanza de vida promedio aumentó de 79,2 a 80,7 años para las mujeres y de 74,1 a 76,3 años para los hombres. Sin embargo, los años vividos en buena salud no crecieron al mismo ritmo. En 2019, la diferencia promedio global alcanzó los 9,6 años, lo que representa un aumento del 13 % respecto a 2000.

El Dr. Terzic, director del Programa Integral de Medicina Regenerativa Cardíaca en Mayo Clinic y autor principal del estudio, destacó: “Los datos muestran que las ganancias en longevidad no acompañan avances equivalentes en longevidad saludable. Envejecer, a menudo, significa más años de vida cargados de enfermedades”. Este problema plantea la necesidad de desarrollar estrategias que prioricen la calidad de vida en el envejecimiento.

Disparidades

En los Estados Unidos, la diferencia entre la esperanza de vida y la esperanza de vida saludable es la más alta del mundo, con un promedio de 12,4 años vividos con alguna discapacidad o enfermedad. Este dato muestra un aumento respecto a los 10,9 años registrados en 2000. Este país también lidera en la incidencia de enfermedades crónicas, siendo las afecciones mentales, musculoesqueléticas y los trastornos por consumo de sustancias los principales contribuyentes.

A nivel global, las mujeres enfrentan una mayor carga de años vividos en mala salud en comparación con los hombres. Según el estudio, las mujeres experimentan una brecha promedio 2,4 años mayor, debido principalmente a trastornos neurológicos, musculoesqueléticos, urinarios y del tracto genital.

Hacia sistemas de salud proactivos

“El crecimiento global de la diferencia entre la esperanza de vida y la esperanza de vida saludable señala la urgencia de una transición hacia sistemas de atención proactivos y centrados en el bienestar”, afirmó Armin Garmany, coautor del estudio y estudiante de M.D./Ph.D. en Mayo Clinic Alix School of Medicine. Además, subrayó que identificar los factores específicos de cada región puede permitir diseñar intervenciones adaptadas a las necesidades locales.

Metodología del estudio

La investigación de Mayo Clinic utilizó datos del Observatorio Mundial de la Salud de la OMS. Se analizaron estadísticas relacionadas con la esperanza de vida, la esperanza de vida ajustada a la salud, los años vividos con alguna enfermedad y los años de vida perdidos en los Estados miembros. La diferencia entre la esperanza de vida y la esperanza de salud se calculó restando la esperanza de vida ajustada a la salud de la esperanza de vida total.

El estudio también destacó la necesidad de investigaciones adicionales para comprender mejor los factores demográficos, económicos y de salud que contribuyen a estas disparidades. Esto incluye explorar patrones de enfermedades que moldean la calidad de vida en diferentes regiones.

Perspectivas futuras

El financiamiento para este trabajo fue proporcionado por la Fundación Marriott Family, los Institutos Nacionales de Salud y el Instituto Nacional de Ciencias Médicas Generales. Los hallazgos resaltan la importancia de centrar los esfuerzos globales y nacionales en mejorar la calidad de vida, no solo en prolongarla, promoviendo sistemas de salud más equitativos y orientados al bienestar integral de las personas.

 

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