

La convergencia entre la inteligencia artificial (IA) y la salud digital está marcando un cambio de paradigma en los sistemas sanitarios de todo el mundo. A través del desarrollo de tecnologías innovadoras, se están generando herramientas que no solo optimizan los procesos clínicos y administrativos, sino que también mejoran el diagnóstico, el tratamiento y la calidad de atención.
A nivel internacional, la Organización Mundial de la Salud impulsa el desarrollo de la salud digital como una estrategia para mejorar el acceso, la equidad y la sostenibilidad de los sistemas de salud. La historia clínica electrónica, la telemedicina, las Apps de salud, los dispositivos portables y el análisis masivo de datos son algunos de los componentes clave que integran este nuevo modelo. En este contexto, la inteligencia artificial ocupa un lugar central.
La IA aplicada a la salud permite analizar grandes volúmenes de datos clínicos con una velocidad y precisión sin precedentes. Mediante técnicas como el aprendizaje automático (machine learning) y el análisis predictivo, ya se utiliza para detectar enfermedades en fases tempranas, predecir la respuesta a tratamientos o anticipar complicaciones postquirúrgicas. Estos avances están revolucionando la investigación clínica, acortando los tiempos de desarrollo de nuevos tratamientos y personalizando la atención.
Sin embargo, esta revolución tecnológica plantea desafíos relevantes. Existen preocupaciones éticas relacionadas con la privacidad de los datos, la transparencia de los algoritmos, la equidad en el acceso a estas tecnologías y el rol que deben mantener los profesionales de la salud frente a herramientas que no poseen conciencia ni capacidad decisoria propia.
En este sentido, es fundamental que la inteligencia artificial esté al servicio de las personas, y no al revés. Su implementación debe ser ética, responsable y ajustada a las regulaciones locales e internacionales, respetando los derechos de pacientes y profesionales. Es así como el rol del profesional de salud en esta nueva etapa es un desafío que debe encararse, enfocado en la interacción entre esta nueva herramienta y la atención y contención del profesional con el paciente.
En Argentina, se han dado pasos importantes con la sanción de la Ley 27.706 que impulsa un Plan Federal de Salud Digital Interoperable, la creación de la Red Nacional de Telesalud y la validación legal de la receta electrónica. Además, plataformas como el SISA permiten integrar datos sanitarios a nivel nacional. Durante la pandemia de COVID-19, estas herramientas demostraron su valor estratégico, acelerando diagnósticos, seguimientos y decisiones en tiempo real.
No obstante, persisten desafíos: la brecha digital entre regiones, la necesidad de infraestructura tecnológica, la formación en competencias digitales y el desarrollo de políticas que acompañen la innovación sin descuidar la protección de los usuarios del sistema de salud.
La salud digital y la inteligencia artificial no deben entenderse como fines en sí mismos, sino como medios para construir un sistema de salud más eficiente, inclusivo y centrado en las personas. La clave será avanzar con una mirada integradora que promueva la innovación sin perder de vista la ética, la equidad y la responsabilidad social.
Ante estos desafíos, debemos trabajar juntos para crear un sistema de salud que refleje los valores y las necesidades de la sociedad argentina. Este Congreso no es solo una oportunidad para debatir, sino para generar cambios reales que mejoren la calidad de vida de nuestros ciudadanos.