

La receta electrónica será obligatoria en todo el sistema de salud argentino. Así lo establece la Resolución 2214/2025 del Ministerio de Salud de la Nación, que amplía la digitalización de órdenes médicas a todas las prácticas, medicamentos, estudios y dispositivos, incluyendo aquellos de prescripción restringida. La medida alcanza tanto al sector público como al privado, incluyendo profesionales, prestadores, obras sociales y empresas de medicina prepaga.
De acuerdo con la Superintendencia de Servicios de Salud, a partir de ahora las recetas deberán ser generadas mediante plataformas digitales habilitadas e interoperables. Se excluyen únicamente las zonas sin conectividad, en las que se prevé el uso excepcional del papel. El objetivo declarado por la cartera de salud es mejorar la transparencia, trazabilidad y control de las prestaciones médicas, fortaleciendo el resguardo de la información clínica.
Cada receta digital deberá contar con una Clave Única de Identificación de Receta (CUIR) y cada paciente será identificado con su CUIL. La medida implica beneficios para los usuarios del sistema, como menos trámites, mayor seguridad y acceso más ordenado a las prestaciones y exige a todos los actores operar con estándares comunes y auditables.
Las plataformas de prescripción electrónica tendrán plazos de adecuación diferenciados: 45 días para implementar la identificación unívoca de recetas, 90 días para las recetas archivadas y 120 días para las de prescripción restringida.
Digitalizar procesos o transformar realidades
Para Judit Díaz Bazán, médica y especialista en innovación en salud, e integrante de la Comisión de Transformación Digital de la Asociación Médica Argentina, la resolución marca un hito, pero advierte que es necesario mirar más allá: "La Receta Electrónica en Argentina es una innovación que debe trascender lo técnico hacia la equidad en salud".
Desde su perspectiva, la normativa introduce avances significativos. Destaca la trazabilidad y la estructura mediante identificadores únicos como el CUIL para pacientes y CUIR para prescripciones, a los que considera "esenciales para la interoperabilidad y seguridad", y también valora la extensión de la medida más allá de medicamentos, incluyendo prácticas, estudios y dispositivos médicos, y los plazos diferenciados según la complejidad, como en el caso de los psicotrópicos.
Sin embargo, también advierte sobre aspectos críticos aún pendientes: "Estos avances son la base para un sistema más eficiente, pero como demuestra la experiencia internacional en salud digital, el éxito dependerá de matices críticos: capacitación continua, infraestructura adaptativa y diseño centrado en las personas, y hacia allí debemos ir".
Desafíos de implementación
Díaz Bazán identifica tres riesgos concretos. En primer lugar, la desigualdad territorial: "El 40% de los argentinos vive en zonas con conectividad insuficiente, según datos del INDEC de 2023, y la 'excepción' de papel no resuelve el acceso". En segundo lugar, la brecha formativa: "Muchos profesionales de hospitales públicos aún luchan con sistemas fragmentados. Sin capacitación continua, la receta electrónica será una carga, no una herramienta". Y en tercer lugar, lo que llama "sesgos invisibles": se pregunta cómo garantizar que los datos recolectados no reproduzcan estereotipos.
Desde su visión, avanzar hacia una transformación digital real implica una interoperabilidad efectiva entre sectores: "Que las plataformas del sector público, privado y obras sociales 'hablen' entre sí. Hoy, solo el 12% de los hospitales provinciales comparten datos con los nacionales".
También enfatiza la necesidad de una planificación activa y localizada: "No basta con extender plazos para zonas rurales, se necesitan mesas técnicas con gobiernos y privados que gestionan salud para diseñar soluciones locales respondiendo a necesidades concretas".
Por otro lado, Díaz Bazán subraya la importancia de diseñar políticas digitales con enfoque en las poblaciones más vulnerables: "Se necesita accesibilidad con perspectiva de género y de poblaciones vulnerables", y remarca que es fundamental "diseñar interfaces intuitivas para adultos mayores o personas con baja alfabetización digital", en un contexto donde -según CETyS 2023- el 60% de las mujeres mayores de 60 años no usa trámites en línea.
El factor humano
Como cierre, la especialista resume los elementos necesarios para que la digitalización en salud se convierta en una verdadera transformación: "Más allá de la receta, son imprescindibles intercambio real de sistemas de información en salud; inversión en información e infraestructura; planes de digitalización respondiendo problemas del mundo real de la salud; incorporación de personal de salud en el diseño, implementación y monitoreo de programas de digitalización y centrar a la persona en el diseño". Y concluye: "Es con el factor humano que la tecnología aplicada se transforma en servicio".