sábado 16 de agosto de 2025 - Edición Nº2446

PREVENCIÓN & PROMOCIÓN | 8 ago 2025

Aumentan los casos de tuberculosis y alertan sobre diagnóstico tardío

El país registra un incremento del 65% en los casos, con mayor impacto en las regiones más pobres. La médica infectóloga Silvia González Ayala advierte sobre la falta de sospecha clínica en el primer nivel de atención, el abandono del tratamiento y la necesidad de reforzar la vacunación BCG.


La tuberculosis vuelve a encender las alarmas en Argentina. En los últimos años, los casos aumentaron un 65%, con mayor incidencia en las regiones más pobres del país. Silvia González Ayala, médica especialista en enfermedades infecciosas, advirtió que la combinación de factores socioeconómicos, falta de diagnóstico oportuno y abandono del tratamiento está impulsando el avance de una enfermedad que, pese a ser conocida y prevenible, sigue cobrando vidas.

«La pobreza, las malas condiciones de vivienda, la desnutrición y el acceso tardío a la atención médica son determinantes clave», señaló González Ayala en el programa Estudio FEMEBA, donde se analizó la situación epidemiológica. Si bien la pandemia de COVID-19 agravó el escenario, la especialista subrayó que no es la causa principal.

Uno de los mayores desafíos es el diagnóstico. En el primer nivel de atención, la tuberculosis no siempre se incluye en el diagnóstico diferencial, incluso en pacientes con tos persistente durante más de dos semanas. «Muchos reciben antibióticos para cuadros respiratorios sin descartar tuberculosis, lo que retrasa el inicio del tratamiento y favorece la transmisión», advirtió.

El tratamiento es gratuito en el sector público y dura al menos seis meses para la tuberculosis pulmonar común, pero la prolongada duración provoca un alto índice de abandono. Esto no solo agrava los casos individuales, sino que aumenta la circulación de cepas resistentes, más difíciles y costosas de tratar.

En tanto, la situación es especialmente grave en familias donde no se diagnostica ni se trata adecuadamente: puede haber contagio a otros miembros, sobre todo niños, cuyo diagnóstico es considerado un marcador de que un adulto conviviente está enfermo.

El diagnóstico se realiza mediante baciloscopía -un examen rápido y accesible del esputo-, cultivo bacteriano y, en casos específicos, pruebas como el cuantiferón o la intradermorreacción (Mantoux). González Ayala insistió en que la baciloscopía sigue siendo fundamental por su rapidez y bajo costo.

En cuanto a la distribución geográfica, hay una mayor incidencia en el NOA, NEA y zonas vulnerables del área metropolitana, así como en comunidades rurales e indígenas donde el acceso a servicios de salud sigue siendo limitado.

La vacunación BCG, aplicada en la maternidad o dentro de los primeros siete días de vida, continúa siendo clave para prevenir las formas graves de la enfermedad, como la meningitis tuberculosa y la tuberculosis miliar.

En este contexto, la especialista recalcó la necesidad de reforzar el control de contactos en casos confirmados y mantener la alerta clínica. «La tuberculosis se transmite por vía respiratoria, no sexual, y puede dejar secuelas pulmonares y neurológicas graves. La detección temprana y el cumplimiento del tratamiento son esenciales para frenar su avance», concluyó.

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