

Una de cada seis infecciones bacterianas comunes en 2023 fue resistente al tratamiento con antibióticos habituales. El dato, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su Informe mundial sobre la vigilancia de la resistencia a los antibióticos 2025, confirma que la resistencia antimicrobiana dejó de ser una amenaza futura para convertirse en un problema sanitario instalado. Entre 2018 y 2023, la resistencia aumentó más del 40 % en las combinaciones patógeno-antibiótico monitoreadas, con incrementos anuales de entre 5 % y 15 %.
La situación es especialmente crítica en las infecciones sanguíneas causadas por Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae: más del 50 % de los casos ya no responden a las cefalosporinas de tercera generación -tratamiento de primera elección- y la resistencia supera el 70 % en algunas regiones de África. Incluso antibióticos de “última línea”, como los carbapenémicos, comienzan a perder eficacia, reduciendo drásticamente las opciones terapéuticas disponibles.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, lo sintetizó con dureza: «La resistencia a los antimicrobianos va más rápida que los avances en la medicina moderna, con la consiguiente amenaza para la salud de las familias en todo el mundo».
Argentina: ¿menos consumo equivale a mejor uso?
Según un informe del Observatorio del Medicamento de COFA (Confederación Farmacéutica Argentina) del mes de agosto, el consumo total de antimicrobianos cayó un 3,59 % entre el primer semestre de 2024 y el de 2025, lo que representa 424.841 unidades menos dispensadas.
La disminución estuvo impulsada principalmente por las penicilinas de amplio espectro, que siguen siendo el grupo más vendido pero registraron una baja del 7,34 %. También descendieron los macrólidos (-3,68 %), las fluoroquinolonas (-3,01 %) y las cefalosporinas (-4,73 %).
Pero el panorama no es lineal: en el mismo período crecieron los antimicóticos sistémicos (+10,81 %) y las asociaciones con trimetoprima (+10,27 %), lo que indica desplazamiento en los perfiles de prescripción más que una reducción sostenida del uso inapropiado.
Incluso dentro de los productos líderes como amoxicilina y amoxicilina + ácido clavulánico, se observan caídas leves, mientras que combinaciones como trimetoprima + sulfametoxazol tuvieron aumentos del 12,7 % interanual. En cambio, antibióticos respiratorios como la claritromicina sufrieron una fuerte caída del 16,63 %.
La sanción de la Ley 27.680 de Prevención y Control de la Resistencia a los Antimicrobianos, en 2022, estableció la receta archivada obligatoria y pautas para el uso racional en los ámbitos humano, veterinario y ambiental. Su implementación podría estar vinculada a la baja en el consumo.
Sin embargo, reducir el volumen total no garantiza un uso más racional. Los especialistas advierten que hay otras preguntas clave que los datos agregados no responden como quiénes dejaron de consumir antibióticos o si las caídas reflejan mejores prácticas o cambios epidemiológicos coyunturales.
De la vigilancia al monitoreo inteligente
Para que los datos se traduzcan en decisiones sanitarias, no alcanza con medir consumo: hace falta saber qué bacterias están circulando, con qué patrones de resistencia y en qué regiones del país.
En ese sentido, ANLIS Malbrán presentó recientemente el primer tablero tecnológico interactivo en Latinoamérica diseñado para el análisis y monitoreo de la resistencia a los antimicrobianos (RAM). La plataforma permite combinar datos de bacterias, antibióticos, momentos epidemiológicos y perfiles demográficos, con gráficos de tendencia, barras y mapas regionales que siguen los estándares internacionales del sistema GLASS.
Según un estudio conjunto de la Sociedad Argentina de Infectología y el Malbrán en 35 hospitales del país, cerca del 50 % de los pacientes internados en terapia intensiva con infecciones graves muere a causa de gérmenes multirresistentes. A nivel global, la resistencia antimicrobiana está asociada a 4,71 millones de muertes al año.
La herramienta fue desarrollada por el Servicio de Antimicrobianos del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (INEI) junto con la Unidad de Inteligencia Artificial y Ciencia de Datos en Salud Pública y los laboratorios de la Red WHONET-Argentina. Su presentación oficial se realizó durante el 37° Curso Intensivo de Actualización en Antimicrobianos y el 46° Curso Latinoamericano de Actualización en Antimicrobianos.
Vigilancia, acceso y regulación: el triángulo clave
La OMS insiste en que la resistencia avanza más rápido que los mecanismos de control. Y aunque Argentina cuenta con una ley de referencia regional y una nueva herramienta tecnológica para monitorear el problema en tiempo real, aún enfrenta desafíos estructurales:
-Falta de acceso universal a diagnósticos rápidos
-Desigualdades entre el sistema público y privado en el control de prescripción.
-Uso veterinario insuficientemente regulado.
-Datos fragmentados y con baja articulación entre consumo, resistencia y resultados clínicos.
El informe global insta a que todos los países reporten datos completos antes de 2030 porque la resistencia antimicrobiana ya no es un tema del futuro y el desafío es usar mejor, diagnosticar más y regular con firmeza.