En un sistema de salud presionado por la incorporación constante de nuevas tecnologías, medicamentos y procedimientos, el exceso de información científica puede convertirse en un obstáculo más que en una ayuda. Miles de estudios se publican cada año, pero no siempre logran traducirse en decisiones sanitarias basadas en evidencia ni en mejoras reales para los pacientes.
Con ese diagnóstico, la Universidad Hospital Italiano puso en marcha la Unidad de Síntesis de Evidencia para la Evaluación de Tecnologías Sanitarias, un espacio que busca transformar la sobreabundancia de datos en conocimiento útil para la gestión, con el propósito de reducir la incertidumbre, orientar el gasto y promover la sostenibilidad del sistema sanitario.
“Buscamos aportar claridad en la información disponible para que los tomadores de decisiones en salud -públicos o privados- puedan usar los recursos de manera más eficiente y maximizar los beneficios”, explica Luis Garegnani, coordinador de la nueva Unidad y magíster en Efectividad Clínica y Evaluación de Tecnologías Sanitarias.
De la infoxicación científica al conocimiento aplicable
El trabajo de la Unidad consiste en buscar, evaluar críticamente y sintetizar la mejor evidencia disponible sobre medicamentos, dispositivos o procedimientos médicos. En lugar de que cada financiador o institución deba procesar por su cuenta volúmenes abrumadores de información, la Unidad entrega resultados claros, contextualizados y adaptados a las necesidades locales.
Así, puede responder preguntas clave para la gestión: ¿funciona realmente esta intervención?, ¿es mejor que la que ya usamos?, ¿vale lo que cuesta?, ¿a quién beneficia?. La iniciativa representa un cambio de paradigma: la ciencia de la evidencia aplicada al management sanitario, con impacto directo en la eficiencia y en la transparencia de las decisiones.
Sostenibilidad y priorización
En contextos de recursos limitados, las decisiones informadas por evidencia sólida pueden marcar la diferencia entre la sostenibilidad y el colapso del sistema. La síntesis de evidencia permite priorizar intervenciones con mayor valor sanitario y económico, desinvertir en prácticas ineficaces o dañinas que pueden representar hasta el 30 % del gasto sanitario, y reducir la variabilidad clínica injustificada, fuente frecuente de sobrecostos.
“Comparar intervenciones por eficacia, costo o impacto poblacional ayuda a priorizar aquellas que generan mayor valor en salud. Esto mejora la asignación de recursos y alimenta guías de práctica clínica más homogéneas y seguras”, señala Garegnani.
Además, al evitar la duplicación de estudios innecesarios o de bajo impacto, se optimizan los recursos en investigación y desarrollo. Se estima que, con evaluaciones eficientes, los tiempos para incorporar tecnologías al sistema podrían reducirse entre un 20 y un 50 %.
Servicios con base científica
Entre los servicios que ofrece la Unidad se incluyen evaluaciones de tecnologías sanitarias, informes rápidos y ultra-rápidos para la toma de decisiones, análisis de impacto presupuestario, revisiones sistemáticas, metaanálisis y asesoramiento para guías de práctica clínica.
Cada informe se elabora con metodologías estandarizadas, transparentes y reproducibles, que minimizan sesgos y aseguran la validez de las conclusiones. La Unidad cuenta además con el respaldo del Centro Cochrane Asociado de la Universidad Hospital Italiano, parte de la red internacional de referencia en investigación aplicada a la salud.
En un escenario donde los costos crecen más rápido que los presupuestos, la evidencia científica rigurosa puede ser una herramienta de gestión tan estratégica como la planificación financiera. “Nos proponemos brindar un servicio a toda la comunidad sanitaria, acompañando a los distintos actores con información independiente, rigurosa y relevante”, concluye Garegnani.