En el Coloquio Líderes en Salud 2025, organizado por la red Women in Global Health Argentina, se desarrolló una jornada donde las conversaciones guiaron el rumbo de las decisiones que transforman la salud. El encuentro incluyó cuatro paneles principales: Fuerza laboral en salud, Tecnología e innovación al servicio de las personas, Longevidad, y Panel de ministros, por una salud integral y verdaderamente federal.
En este marco, el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, ofreció un análisis profundo sobre los grandes desafíos que enfrenta el sistema sanitario argentino y la salud de la población.
«Yo dividiría en dos planos concretos y diferenciables los enormes desafíos que enfrentamos: por un lado, está el desafío relacionado con la salud de la población, y por otro, el desafío vinculado al sistema de salud, que tiene como función prevenir, promover, diagnosticar, curar y acompañar», señaló Quiros y reconoció que «que estas dos dimensiones se confunden demasiado a menudo y se gestionan de manera incompleta».
El ministro advirtió que, aunque se reconoce que entre el 70 y el 80% de los resultados en salud dependen de determinantes externos al sistema sanitario, en la práctica se suele hablar de la salud de la población refiriéndose al sistema de salud: «Ahí hay una confusión importante», afirmó.
Un desafío más amplio
Según Quirós, mantener la salud de los ciudadanos es especialmente complejo en las grandes ciudades, donde el estilo de vida, la alimentación y las relaciones sociales generan impactos negativos sobre la salud: «La producción de alimentos incorpora sustancias que afectan nuestra flora intestinal y nuestro microbioma y nuestra manera de trabajar y relacionarnos incluye niveles de violencia social que nos afectan fisiológicamente» analizó, al tiempo que advirtió que «existe también una incapacidad de adaptarnos a los modelos de vida que se nos proponen, lo que genera consumo problemático, desvinculación social y familiar, y otros impactos negativos». Para el funcionario, esta realidad que involucra hábitos de alimentación y estilo de vida, provoca condiciones crónicas de salud «que poco tienen que ver con las políticas del Ministerio de Salud y mucho con las políticas de los gobiernos, la cultura y la forma en que convivimos», explicó.
El rol del sistema de salud
Frente a este panorama, Quirós expiró que el sistema de salud cumple una función específica: intervenir cuando hay riesgo o crisis en la salud de las personas.
«El sistema de salud actúa como un salvavidas: identifica a quienes están en riesgo, intenta sacarlos del agua y, cuando ya están en crisis, interviene», detalló y señaló que «un gran desafío es reducir la cantidad de personas que enferman en la sociedad».
En este sentido, el ministro ejemplificó los límites del sistema: «El presupuesto del sistema de salud incluye gastos variables como insumos, mantenimiento, limpieza y vigilancia, que no se pueden modificar porque son externos al sistema. Entonces, ¿de dónde se saca el otro 50% que falta? Las únicas variables que tiene un gestor, ya sea público o privado, son el pago al personal y la accesibilidad de los servicios. El equilibrio entre estas dos variables determina en gran medida los resultados».
Crisis estructural y responsabilidad compartida
Quirós aseguró que el sistema de salud argentino «está absolutamente en crisis y se deteriora año tras año» y apuntó a la economía como factor que influye en forma directa. Así graficó: «si aumentara el PBI, también aumentaría el presupuesto de salud, ya que las obras sociales y los sistemas públicos dependen de la situación económica». Ante esta realidad, propuso dos caminos para mejorar la situación: en primer lugar, «aumentar los presupuestos de salud ajustados a la época», y en segundo término «que los profesionales de la salud nos hagamos cargo del gasto superfluo: indicaciones innecesarias de estudios, procedimientos o laboratorios, decisiones que podrían evitarse con un vínculo más cercano entre paciente y profesional».
En este punto, destacó la relevancia de la coordinación entre todos los actores y señaló que «todos tenemos un rol». El diagnóstico incluye a los gobiernos generando más recursos, los profesionales asegurando que cada peso invertido tenga impacto social real, y los sistemas minimizando pérdidas y mejorando la continuidad de los cuidados. «Mucha parte del gasto mal usado se debe a quiebres en la coordinación y continuidad de los cuidados de los pacientes» sentenció y concluyó que «la empatía y la humanización son clave: si todos hacemos nuestra parte, podemos mejorar significativamente los resultados en salud».