jueves 13 de noviembre de 2025 - Edición Nº2535

SALUD PÚBLICA | 13 nov 2025

La salud de la salud: un sistema en terapia intensiva

16:58 |Funcionarios, expertos y representantes del sector debatieron el estado actual del sistema sanitario argentino. El diagnóstico fue compartido: el sistema está fragmentado, desfinanciado y sometido a presiones crecientes que amenazan su sostenibilidad.


En su 14ª Jornada sobre Salud y Medio Ambiente, la Fundación FESS convocó, bajo la consigna «La salud de la salud», a interrogar sobre la capacidad del sistema de salud para sostenerse. Las exposiciones coincidieron en describir un entramado complejo, afectado por la fragmentación, el aumento de costos tecnológicos, la falta de planificación de los recursos humanos y la judicialización como vía cada vez más frecuente de resolución de conflictos.

El secretario de la FESS, Carlos Nápoli, definió la salud como «un compromiso nacional» y advirtió que sin ese consenso «no hay nada». Su llamado a la corresponsabilidad fue retomado por Alfredo Stern, miembro del Consejo Académico, quien sostuvo que «la salud está en terapia intensiva» y que la crisis, lejos de ser coyuntural, se extiende desde hace más de tres décadas.
Para Stern, el desfinanciamiento estructural y el impacto del cambio tecnológico explican buena parte de la crisis: «El ritmo de innovación consume enormes recursos y hunde al sistema. Los recursos vienen de todos nosotros. Es momento de ayudar a construir un sistema que salga de terapia intensiva y pueda pasar a sala».

Fragmentación y desfinanciamiento

Claudio Stivelman, superintendente de Servicios de Salud, puso en cifras esa fragilidad. Habló de “un sistema fracturado, quebrado”, donde conviven más de diez millones de personas con doble cobertura y sin posibilidad de derivar sus aportes. Esa superposición normativa genera ineficiencia y desigualdad en el acceso. En este sentido, Stivelman planteó la necesidad de establecer una canasta explícita de prestaciones y una evaluación sistemática de tecnologías antes de su incorporación: «No hay ninguna nueva tecnología que sea más barata que la anterior. El que viene será un año de decisiones», advirtió.

En esa línea, varios participantes destacaron que el financiamiento sanitario no alcanza para sostener el nivel actual de cobertura. La carga de enfermedades crónicas, el envejecimiento poblacional y los costos crecientes de las innovaciones presionan sobre un presupuesto que cayó a la mitad desde 2010 en términos reales.

Judicialización y cultura de la mediación

Uno de los debates de la jornada giró en torno a la mediación en salud como herramienta para reducir la judicialización. La presidenta de la Asociación Argentina de Mediación en Salud, Alicia Gallardo, remarcó que la ley de mediación cumple tres décadas, pero sigue siendo poco aplicada en el ámbito sanitario. «Esto no puede quedar solo en manos de abogados; necesitamos que los médicos se formen en mediación», propuso.

El juez Gonzalo Auguste aportó una mirada desde el fuero federal: «El gran problema sigue siendo cómo se financia la salud. Judicializar es caro, y muchas veces el problema es de comunicación». El letrado estimó que «el 70% de los amparos que ingresan son por salud, y el 90% por prestaciones de cumplimiento obligatorio», y apoyó la creación de una agencia de evaluación de tecnologías sanitarias para reducir litigios y definir criterios de cobertura más claros.

El asesor de Asuntos Jurídicos de la Superintendencia Juan Carlos Pierre Ganchegui, propuso entender la mediación como un cambio cultural y una herramienta de gobernanza: «PROMESA debe ser un espacio de reflexión y acuerdo. Lo que tenemos adelante es un desafío institucional y político, pero también una forma de garantizar derechos».

Recursos humanos: la variable de ajuste

Otro eje recurrente fue la crisis en los recursos humanos. Según Jorge Iapichino, presidente de la COMRA -Confederación Médica de la República Argentina-, «nos ha costado construir una política de Estado en salud. Cada gobierno que llega intenta reformular el sistema. No tenemos modelo de atención y la inequidad en salud es la peor de las inequidades».
Su diagnóstico fue compartido por Daniela Mora Simoes (ADECRA+CEDIM), quien destacó la necesidad de un liderazgo diferente: «El sistema genera 1.300.000 puestos de trabajo, pero necesitamos construir una narrativa que vuelva a enamorar a los nuevos profesionales».

Todos coincidieron en que el trabajo sanitario está precarizado y desincentivado, y los honorarios médicos son la variable de ajuste de un sistema que no logra reconocer el valor de su capital humano.

Tecnología, innovación y sostenibilidad

David Fernández Rodríguez, CEO de Transmural Biotech, introdujo una perspectiva internacional sobre la incorporación de la inteligencia artificial y la salud digital y advirtió que las innovaciones tecnológicas deben integrarse a estrategias nacionales de salud basadas en la equidad: «La salud digital y la IA ayudan a diagnosticar con precisión y personalizar tratamientos, pero la innovación debe estar alineada con la sostenibilidad, la calidad y el acceso de todos los ciudadanos».
En su mirada, la clave está en evitar que la modernización tecnológica se convierta en un nuevo factor de exclusión.

Los determinantes sociales y el sentido de la crisis

El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, cerró la jornada ubicando el problema en una escala más amplia: «La salud depende fundamentalmente de los determinantes sociales. Es una construcción colectiva, no solo el resultado del sistema sanitario».
Quirós planteó que la crisis actual expresa una sociedad «que vive de manera más enfermante», y que los sistemas, sin rediseño ni inversión sostenida, no pueden dar respuesta.
«El presupuesto de salud efectivo en Argentina se redujo a la mitad desde 2010, mientras las necesidades crecieron. Argentina invierte significativamente menos por persona que los países europeos o Estados Unidos», señaló.
En este punto, propuso abrir un debate de fondo sobre prioridades y límites: «Hay que definir qué cobertura queremos garantizar y qué proporción de la riqueza nacional destinaremos a sostenerla. Todos somos parte del problema y todos debemos ser parte de la solución».

La jornada dejó una conclusión: el sistema argentino se enfrenta a una transición inevitable. La sostenibilidad económica, la evaluación de tecnologías, la mediación en los conflictos y la planificación de los recursos humanos aparecen como dimensiones interdependientes.
El desafío, según se repitió en distintas intervenciones, es, además de técnico y financiero,  político y cultural y depende de la capacidad de la sociedad para reconstruirlo.

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