miércoles 26 de noviembre de 2025 - Edición Nº2548

SALUD PÚBLICA | 26 nov 2025

GLP-1 y delgadez

Cuando los fármacos para la obesidad se usan sin indicación

16:01 |El uso de los análogos diseñados para tratar la obesidad y la diabetes tipo 2 se expande sin indicación médica. Un estudio advierte que solo la integración de miradas biomédicas, sociológicas y culturales permitirá comprender su impacto en el cuerpo individual y en el cuerpo social, clave para orientar políticas de salud pública.


El uso fuera de indicación de los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1ra) está creciendo rápidamente entre personas sin obesidad ni trastornos metabólicos, según el trabajo “The unexplored territory of off‐label GLP‐1 receptor agonist use among non‐obese users: a sociomedical perspective”, publicado en la revista Obesity (Wiley, 2025). Estos medicamentos, desarrollados inicialmente para tratar la obesidad y la diabetes tipo 2, comenzaron a utilizarse con objetivos vinculados a la delgadez en una población para la cual no existe evidencia de seguridad ni indicación clínica.

El estudio destaca que la expansión del fenómeno avanza más rápido que la generación de datos científicos. Los autores señalan que “existe un creciente interés en su uso por parte de quienes no están diagnosticados con obesidad ni asociados con trastornos metabólicos”, impulsado por la influencia de celebridades, la circulación de información en redes sociales, la disponibilidad a través de plataformas digitales y la creciente asociación cultural entre delgadez, disciplina y valor social. En esta línea, afirman que “la delgadez, en lugar de la salud, parece ser el objetivo”, lo que difumina la frontera entre intervención terapéutica y mejora estética.

Una de las principales preocupaciones planteadas en el artículo es la falta de datos empíricos que permitan comprender este uso emergente. Preguntas fundamentales como quiénes son los usuarios sin indicación clínica, cómo acceden a los medicamentos, qué efectos experimentan en términos físicos y emocionales y cómo interpretan sus propias prácticas, permanecen abiertas. Los investigadores sostienen que “las preguntas clave siguen sin respuesta”, lo que dificulta evaluar los riesgos clínicos y regulatorios asociados a esta tendencia.

El trabajo también examina las dimensiones socioculturales que sostienen la expansión. Describe la existencia de una “economía moral del cuerpo” en la que determinadas formas de delgadez reducen el estigma, mejoran la aceptación social y funcionan como marcadores de autocontrol y responsabilidad personal. En ese marco, el uso fuera de indicación puede aparecer no solo como una elección estética, sino como una respuesta a presiones estructurales. Según señalan los autores, perder peso se ha convertido en “un logro visible y performativo”, lo que transforma la percepción social del cuerpo más allá de los parámetros biomédicos.

A partir de observaciones preliminares en Brasil, Estados Unidos, Japón y Dinamarca, el estudio muestra que el fenómeno adopta características particulares en cada país. En Brasil, se vincula principalmente con estándares de belleza atravesados por clase y racialización; en Estados Unidos, con discursos de autodisciplina neoliberal; en Japón, con prácticas de vigilancia sanitaria y biociudadanía; y en Dinamarca, con una cultura biomédica sostenida en la alta confianza institucional y una regulación estricta. Los autores concluyen que las experiencias de “estar gordo” y las motivaciones asociadas al adelgazamiento varían ampliamente según el contexto sociocultural, lo que refuerza la necesidad de análisis transculturales.

El trabajo enfatiza además la importancia de incorporar una perspectiva interseccional para evitar interpretaciones reduccionistas. Señala que el tamaño corporal está atravesado por género, raza, clase social, edad y geografía, y advierte que “sin esta perspectiva, corremos el riesgo de reducir a los usuarios a categorías simplistas -incumplidores, vanidosos o desinformados-, ignorando las fuerzas estructurales que condicionan sus elecciones”.

La conclusión del artículo es que el uso fuera de indicación de GLP-1ra constituye un fenómeno emergente que requiere una agenda de investigación interdisciplinaria. Los autores sostienen que “solo integrando perspectivas biomédicas, sociológicas y culturales podremos entender qué están haciendo realmente estos fármacos en el cuerpo individual y en el cuerpo social”. Esta comprensión resulta crucial para orientar políticas de salud pública que consideren tanto los beneficios potenciales como los riesgos y desigualdades asociados a esta nueva forma de medicalización de la delgadez.

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