jueves 18 de diciembre de 2025 - Edición Nº2570

PUNTO DE VISTA | 17 dic 2025

Opinión

 La sostenibilidad, el nuevo pulso de la atención sanitaria

La atención sanitaria enfrenta hoy un desafío ineludible: cuidar la salud de las personas sin descuidar la del planeta. Tecnología, innovación y diseño responsable se combinan para reducir la huella ambiental del sector y construir un sistema de salud más eficiente, humano y sostenible.


Cuidar la salud de las personas implica, inevitablemente, cuidar el planeta. El sistema sanitario, que nació para preservar la vida, también genera una huella ambiental importante: la organización Health Care Without Harm estima que es el quinto mayor emisor de gases de efecto invernadero del planeta, más que la aviación o el transporte marítimo. En Argentina, las emisiones anuales totales de 2022 fueron de más de 400 megatoneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO₂e). Por fin, avanzar hacia una atención médica más sostenible ya no es una opción, sino una responsabilidad compartida.

El reto es grande: ofrecer diagnósticos y tratamientos cada vez más precisos, pero hacerlo de forma más eficiente, humana y respetuosa con el entorno. En los últimos años, la tecnología se ha convertido en una aliada clave de esa transformación. Hoy vemos cómo la digitalización, la automatización y el análisis inteligente de datos están ayudando a optimizar los recursos hospitalarios, reducir el consumo energético y hacer más ágiles los flujos de trabajo clínico.

Al hablar de sostenibilidad en el sector sanitario también implica el diseño con conciencia. Cada avance técnico puede y debe nacer con una mirada responsable: usar materiales reciclables, prolongar la vida útil de los equipos, facilitar su actualización o reacondicionamiento y minimizar residuos. Un ejemplo para remarcar a nivel global es el programa GoldSeal, de GE HealthCare, que reacondiciona aproximadamente el 95% de la mayoría de los sistemas. En un año típico, GoldSeal recicla aproximadamente 8.000 piezas de equipos de imagen y ecografía, permitiendo que hospitales y clínicas en distintos países accedan a tecnología de última generación con menor huella ambiental y menor costo.

También existen innovaciones que impactan directamente la huella de carbono sin comprometer la calidad del diagnóstico. Algunos sistemas de imagen, por ejemplo, permiten conservar componentes magnéticos existentes mientras se actualizan las partes electrónicas del equipo. Este tipo de modernización ha demostrado evitar hasta 100 toneladas de emisiones de CO₂  por instalación en comparación con un reemplazo completo, al reducir la producción y transporte de imanes de gran tamaño.

La innovación no solo mejora resultados, también aligera la carga de los equipos médicos y multiplica su impacto. Esa lógica circular, que ya inspira muchas iniciativas del sector, demuestra que cuidar el planeta no es incompatible con ampliar el acceso a la tecnología médica, sino todo lo contrario: es lo que la hace verdaderamente accesible y duradera.

La innovación cobra sentido cuando mejora la vida de las personas. Aunque muchas empresas del sector son jóvenes en su estructura, llevan más de un siglo impulsando descubrimientos que han transformado la práctica médica. Esa experiencia ha demostrado que el futuro del cuidado de la salud no depende solo de la tecnología, sino de cómo la ponemos al servicio de las personas. Hoy la meta es construir un sistema sanitario sin límites, donde cada diagnóstico, tratamiento y recuperación sean más precisos, conectados y compasivos.

La sostenibilidad es parte de ese propósito. En los últimos años, hemos avanzado en la reducción de emisiones operativas  y en el uso de energías renovables , alcanzando niveles de hasta 27% de consumo proveniente de fuentes limpias  gracias a la generación in situ , la compra de energía verde y los certificados renovables. Pero más allá de los porcentajes, lo relevante es la manera en que estos cambios comienzan a transformar la cultura operativa de la salud.

A su vez, se está produciendo un cambio cultural que empieza a permear la forma de comprender la atención sanitaria desde un propósito compartido de reducir la huella ambiental del sector salud y contribuir a mejorar la salud ambiental pública. En Argentina, por ejemplo, en el año 2022, el Ministerio de Salud de la Nación y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) anunciaron el Proyecto Readiness . Esta iniciativa fue la primera dentro del sector sanitario a nivel mundial en ser financiada por el Fondo Verde del Clima. Su propósito es conformar un sistema sanitario con emisiones bajas de gases de efecto invernadero a través de mecanismos de coordinación, evidencia científica, y con las capacidades institucionales y técnicas adecuadas.

Al observar cómo todos los actores del sector unen esfuerzos en pro de la atención sostenible a los usuarios y después de más de 125 años acompañando a médicos y pacientes, hay una certeza: la tecnología por sí sola no basta. Lo que realmente transforma la atención sanitaria es la capacidad de escuchar, colaborar y adaptarse. Por eso, el futuro del sector no solo se medirá en avances científicos, sino en cómo éstos contribuirán a un planeta más sano, a profesionales más motivados y comunidades más resilientes.

En última instancia, la sostenibilidad es una forma de entender el cuidado: una en la que la precisión y la humanidad laten al mismo ritmo. Y ese ritmo -cada vez más consciente y colaborativo- es el nuevo pulso vital de la atención sanitaria.

(*) Country Manager de GE HealthCare Argentina

 

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