

Un reciente estudio realizado en una institución del sistema privado de salud en la Ciudad de Buenos Aires expone un preocupante sobreuso de pruebas de vitamina D en adultos menores de 65 años. Según la investigación, dos tercios de estas determinaciones se realizaron sin una condición clínica documentada que las justificara, lo que pone en cuestión la pertinencia de estas prácticas médicas y su impacto en los pacientes y el sistema de salud.
Entre julio y diciembre de 2022, se realizaron 10.095 pruebas de vitamina D a 9.623 pacientes, lo que equivale al 10% de la población afiliada al plan de medicina prepaga del Hospital Italiano en ese rango etario. Del total de historias clínicas analizadas manualmente, el 66% de las pruebas no contaban con un motivo clínico documentado que avalara su solicitud.
Las principales razones identificadas para justificar las pruebas fueron osteopenia (15,4%), osteoporosis (5%) y enfermedad renal crónica (5%). Sin embargo, los especialistas advierten que estas indicaciones también son motivo de debate, especialmente ante la falta de evidencia científica que respalde el dosaje rutinario de vitamina D en la población general.
Diversas organizaciones internacionales, incluida la Federación Argentina de Sociedades de Endocrinología (FASEN), coinciden en que no se deben realizar pruebas rutinarias de vitamina D en personas sin síntomas o riesgo de deficiencia. Estudios previos han demostrado que niveles bajos de esta vitamina en sangre no están necesariamente asociados con enfermedades, y ensayos clínicos no han hallado beneficios significativos en la suplementación de vitamina D en individuos sanos.
Además, el incremento desmedido de estas pruebas genera costos innecesarios, fomenta el sobrediagnóstico y puede desencadenar cascadas diagnósticas innecesarias.
Los hallazgos de este estudio destacan la necesidad de implementar estrategias institucionales para reducir esta práctica de bajo valor. Entre las posibles medidas se encuentran la capacitación del personal médico, la optimización de las guías clínicas y el uso de sistemas automatizados para identificar indicaciones inapropiadas.
En palabras de los investigadores, "la toma de decisiones médicas debe basarse en la relación riesgo-beneficio para el paciente, evitando intervenciones innecesarias que no aportan beneficios significativos".
Este estudio no solo visibiliza una problemática local, sino que también se suma al llamado global para promover un uso más racional de los recursos médicos. Y considera que reducir el sobreuso de pruebas de vitamina D es esencial para optimizar el sistema de salud y garantizar una atención centrada en el paciente.
El estudio está disponile en: https://n9.cl/zxxm1h